Anda la Comunitat Valenciana sacudida estos días por las investigaciones y descubrimientos que se están llevando a cabo dentro de la llamada ‘Operación Taula’, que a fecha de hoy cuenta con 33 registros y 24 detenidos como producto de la existencia de una trama dedicada al amaño de adjudicaciones públicas a cambio del cobro de comisiones. Algunos de ellos tan conocidos como Alfonso Rus, ex presidente de la Diputación de Valencia y presidente durante muchos años del Olímpic de Xàtiva.
Si bien en ESPORTBASE el tratamiento de este tipo de informaciones siempre será absolutamente anecdótico -nuestro motivo de ser es el deporte base y la formación de los pequeños a todos los niveles-, sí nos ha llamado la atención el papel que precisamente juegan las instalaciones deportivas en semejante escándalo.
«El plan estrella de Rus, el de fomento de instalaciones deportivas —alfombrar campos de fútbol con hierba artificial, construir piscinas y pistas de pádel— se diseñó a conciencia en 2007 para que, además de satisfacer a los alcaldes, permitiera controlar todos los resortes del dinero y quedarse con una parte«, informa el diario Levante-EMV. Un hecho, que se emplease la ‘excusa’ de la creación de campos de fútbol e instalaciones con césped artificial para que los presuntos comisionistas ‘trincasen’, que nos avergüenza y debería avergonzar a toda la familia del deporte base en nuestra Comunitat.
Es labor de las instituciones que nos gobiernan el intentar, por todos los medios, proporcionar a nuestras generaciones más jóvenes unos recintos e instalaciones adecuadas para que puedan practicar deporte, descubrir sus aptitudes, desarrollar sus talentos y crecer tanto en el plano físico como en el personal. De ahí que, por regla general, celebremos las iniciativas de este tipo (como en Paterna hace unos días), la apertura de nuevos recintos y las ayudas institucionales a clubes y entidades deportivas. Todo suma. Pero siempre para fomentar el deporte base. Llenarse los bolsillos, como es evidente, sólo fomenta unas actitudes -la corrupción, la picaresca, la falta de moral– que nos cuesta muchísimo erradicar en los más jóvenes.
Sólo nos queda, una vez se demuestre que hay delito, pedir la máxima contundencia a la Justicia. Para determinados hechos no es suficiente enseñar la cartulina roja.