Foto: Levante UD
Tenemos plan para toda la familia. Un plan ideal. Domingo, doce del mediodía. Buena temperatura, con sol en todo lo alto. Y vuestra hija, o vuestras hijas, rodeadas de un ambiente espectacular. Será un evento único. Y, por si quedaba alguna duda… no os costará ni un duro.
El choque que medirá el domingo 23 a las 12 horas a Valencia Femenino y Levante Femenino es la oportunidad perfecta para dar a conocer a las más pequeñas una categoría deportiva en la que la calidad y el talento siguen echando muros abajo año tras año. Hablamos de dos equipos punteros de la Superliga Femenina, con dos clubes potentes respaldando a sus escuadras en todo momento y una gestión impecable para enmarcar semejante partidazo en un escenario de lujo (Mestalla, a puerta abierta), como ya ocurriese en Orriols en la primera vuelta.
Vuestra hija, vuestras hijas, podrán vivir un derbi femenino en directo y descubrir que el fútbol, contrariamente a lo que una parte (cada vez más pequeña) de la sociedad se empeña en seguir promoviendo, no es un deporte ‘de chicos’. Hace décadas que el balompié no es una modalidad marcada por el género, y da gusto ver cada fin de semana cada vez más niñas practicándolo tanto en categoría femenina de fútbol base como en equipos mixtos, en los que compiten de igual a igual con otros chicos por un puesto en el equipo y siempre se miden a los rivales en igualdad de condiciones.
Estimado padre o madre, es importante que conozcas el vital rol que han desempeñado los clubes e instituciones valencianos en los últimos treinta años para que el fútbol femenino haya crecido de una modalidad prácticamente amateur y semiescondida a congregar a miles de personas en algunos de los estadios más importantes del país, como San Mamés, el Vicente Calderón o ahora Mestalla. Ha sido un largo camino con varias generaciones de jugadoras, entrenadoras y pioneras luchando cada paso hacia una equiparación que, ya en 2017, estamos cerca de lograr.
Querido papá o mamá… Os pido que este domingo cojáis a vuestra hija (o hijas) de la mano y la llevéis al fútbol. Que le deis la oportunidad de engancharse al deporte. Si no le gusta jugar, no pasa nada: quizá sí disfrute viendo el partido en un estadio engalanado para la ocasión.
Pero… ¿imagináis que le pica el gusanillo? ¿Os imagináis que, al acabar el partido, os tira de la manga y os dice que a ella le gustaría jugar en ese césped algún día?