Cada vez es más común ver casos de violencia en los campos de fútbol base y regional, un lugar donde los protagonistas deberían ser los jugadores, en muchos casos niños, y su alegría jugando al deporte que ama. Sin embargo, y por desgracia, ya a nadie le extraña ver a padres faltando el respeto a los árbitros o incluso a los padres del equipo contrario.
Una de las claves que se deben tener en cuenta en la formación de un niño cuando comienzan a jugar al fútbol es el respeto, tanto a sus compañeros como al árbitro. Pero este respeto empieza desde el entrenador y los padres, ya que si ellos se centran en discutir o enfadarse a consecuencia de la actuación de un árbitro, los jugadores también lo harán y no aprenderán a aceptar las medidas tomadas por un colegiado cuando hace sonar el silbato, estén o no de acuerdo con ellas.
En muchas ocasiones un árbitro puede tomar un decisión errónea que puede ser fundamental para el resultado de un partido, puede hacer que se ganen o pierdan partidos, pero no dejan de ser errores que suceden y que son humanos. A veces las cosas no salen como uno quiere y esto es algo que tanto entrenadores como padres tienen que aceptar, y de la misma manera transmitírsela a sus jugadores e hijos, ya que en su vida como deportista se va a encontrar en la misma situación en multitud de ocasiones. El error del árbitro no deja de ser un elemento más del fútbol y como elemento del juego, también se equivoca.
Hay que recordar que al igual que estos jugadores de fútbol se encuentran en periodo de aprendizaje, la mayoría de los árbitros que se pueden encontrar en las competiciones de fútbol base y regional también están en proceso de aprendizaje, por lo que el fallo forma parte de este periodo en el que se encuentran.
Por lo tanto, tanto los padres y entrenadores han de fomentar el respeto al árbitro, siendo un modelo positivo para los jugadores e hijos. Aprender y aceptar los errores de los demás no sólo es una lección importante que ofrece el fútbol, sino que muchas veces se podrán aplicar a otras situaciones de la vida.
Texto: Juan Mas (publicado en Mundo Silbato via FFCV)